15 de agosto de 2012

Los ingleses amenazaron asaltar embajada de Ecuador si no entregan al director de Wikileaks

El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, informó que recibió una comunicación por parte de autoridades británicas que amenaza de una intervención a la embajada ecuatoriana en Londres, con el fin de ejecutarse el arresto del australiano Julian Assange. Anunció que la solicitud de asilo será respondida en la mañana de este jueves.

El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, informó este miércoles que recibió un documento explícito, por parte del gobierno de Reino Unido, que amenaza de una intervención a la embajada del país suramericano en Londres para ejecutar el arresto del fundador del portal Wikileaks, Julian Assange.

"Podrían asaltar nuestra embajada si Ecuador no entrega a Julian Assange (...) Si esta medida es tomada, y llegase a concretarse, será tomado como acto hostil y violación a nuestro estado soberano, una violación flagrante de la Convención de Viena", expresó el titular en una declaración a la prensa.

Patiño sostuvo que la posición que ha asumido el gobierno de Gran Bretaña "es inadmisible, tanto desde el punto de vista político como del jurídico", y reclamó que la amenaza presentada, no es propia de un país que se desarrolla en plena democracia.

“Esta amenaza es impropia de un país democrático y civilizado del derecho (...) en casos de que la conducta insista, el Ecuador tomará medidas ajustadas al derecho internacional”, advirtió.

También citó que antes de concretarse una intervención, “el Gobierno del Ecuador solicitará la convocatoria de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y también a la Organización de Estados Americanos (OEA) para organizar una Asamblea Extraordiaria sobre el caso.

Recordó a los periodistas que el diálogo con el Gobierno británico, ha sido “siempre en pro de desarrollar las relaciones y estabilidad jurídica, además de respeto”.

Sin embargo, tras la comunicación enviada por Reino Unido, dejó saber que Ecuador es un país soberano y que “nosotros no somos colonia británica, y los tiempos de colonia terminaron”.

En relación al asilo político de Julian Assange, fundador de Wikileaks, Patiño informó que su Gobierno ya tomó una decisión y que que será anunciada el jueves a las 07H00 locales (12H00 GMT).

Assange, de 41 años, se refugió en la embajada ecuatoriana de Londres el 19 de junio para evitar su extradición a Suecia, donde se le acusa de abuso sexual y violación.

El australiano sostiene que Suecia podría ser una etapa previa para su entrega a Estados Unidos, donde se le investiga por presunto espionaje tras la difusión en su portal de cables confidenciales del Departamento de Estado y documentos sobre las guerras en Irak y Afganistán, por lo que teme ser condenado a muerte.

Fuente


5 de agosto de 2012

El verdadero rostro de Bolivar

¿Qué hay en un rostro? En vano frenólogos y fisonomistas intentan adivinar la personalidad a través de los rasgos físicos o viceversa. A pesar de toda la pretensión cientificista de Lavater y de Lombroso, la exterioridad no revela la interioridad. Hay sin embargo caras que arrebatan. Basta el amor para que una faz nos deje suspendidos. Quizá unos rasgos nos encantan porque nos recuerdan otros. Posiblemente reelaboramos las facciones que vemos para ajustarlas a algún arquetipo desconocido que nos apasiona. 


Bolívar 1800. Anónimo 




Antes de la invención de la fotografía, todos los retratos tenían un valor agregado imaginario. Basta seguir a través de los siglos las modificaciones del rostro de un mismo personaje acuñado en las monedas para comprender que este imaginario pasaba de la modificación a la falsificación. A falta de datos la iconografía inventó un Jesucristo rubio y un Cristóbal Colón de mil caras. También tenemos imágenes de Bolívar que lo representan gigante, y el bajorrelieve de Barre que lo plasma en las monedas como emperador romano, y copias de copias de Tovar y Tovar y Arturo Michelena y Tito Salas sin más valor que el chisme iconográfico.


Bolívar 1816. Anónimo. 




Decía Arturo Uslar Pietri que no hay dos retratos de Bolívar que se parezcan entre sí. Sin embargo, desde las miniaturas anónimas de 1800 y 1804 aparecen rasgos constantes: cara alargada, pelo rizado, cejas pobladas y arqueadas, ojos grandes y penetrantes, nariz larga y perfilada, mandíbula fina y barbilla puntiaguda. A partir de los retratos anónimos de 1812 y 1814, y particularmente del trazado en Haití en 1816, los rizos dejan al descubierto una frente alta y despejada, surcada más tarde de arrugas. Todos estos rasgos aparecen confirmados en los retratos de 1819 de Lener, de N. Bates y de Pedro José Figueroa, quien lo representa con feroces mostachos. Simón José Antonio de la Santísima Trinidad era lo que Ernest Kretchsmer llamaría un leptosomático, pequeño, delgado, frágil, con claro predominio de la parte superior del cráneo braquicéfalo sobre el resto de las facciones. Así lo representan los retratos tomados del natural desde 1825 de José Gil de Castro y de Antonio Salas, y todavía más los patéticos apuntes de 1830 de Francois Desiree Rouland, de Meucci y de José María Espinoza, que muestran un Libertador castigado por las contrariedades y la enfermedad, más marcada que nunca la prominencia de su labio inferior.


Bolívar. José Gil de Castro, 1825 




Además de ellos tenemos ahora un Bolívar digital reconstruido a partir de los restos mortales del prócer. La antropología forense reconstituye con bastante certidumbre los rasgos a partir de la estructura ósea. Las apófisis e hipófisis del esqueleto informan sobre el volumen de los músculos que en ellos se insertaban, y a partir de éstos conjeturamos la apariencia física de los desaparecidos. Con esa técnica vislumbramos los rostros de los antepasados primitivos del hombre o de cadáveres por identificar.


Bolívar. Anónimo, realizado a partir del apunte 
ejecutado por Jean Francois Roulin en 1830.




Algo falta sin embargo en estas reconstrucciones: el gesto, que quizá revela la personalidad más que las facciones. A pesar de que Wilhelm Reich sostiene que un gesto repetido termina por estamparse, hacer rígida la musculatura y estereotipar una “armadura del carácter” que deja su impronta en el esqueleto, no hay forma de reconstituir la expresión habitual de una calavera. Tampoco, su pilosidad y mucho menos su peinado. Napoleón es irreconocible sin su mechón y Chaplin sin su bigotito de mosca. Algo puede faltar en las reconstrucciones antropométricas: como las efigies de cera, mientras más parecidas más inanimadas.


Bolívar 1830. Apunte de José María Espinoza.




En vano se afanan pinceles y cámaras y antropólogos en reconstruir efigies. Nuestro rostro es nuestra obra. No hay más retrato de Homero que las olas, ni más rostro de Bolívar que la inagotable América. Sólo quien navega contempla al primero, y quien libera vislumbra el segundo. Imágenes confundidas con cosas o actos perennes, capaces de medirse con el Padre de los Tiempos, para quien nada significan esos instantes que llamamos siglos.


Bolívar. Reconstrucción digital antropométrica, 2012


Trabajo realizado por Luis Britto
Historiador venezolano