18 de enero de 2013

Estados Unidos, marzo-junio de 2013 – Desconexión del hombre-enfermo del mundo y última fase de impacto de la crisis sistémica global

Hasta ahora el desarrollo de la crisis se describió exactamente siguiendo las cinco fases definidas por nuestro equipo desde mayo de 2006 (GEAB n°5) y completadas en febrero de 2009 (GEAB n°32): inicio, aceleración, impacto, decantación y desarticulación geopolítica global, las dos últimas etapas desarrollándose simultáneamente. En los últimos números y, en particular, en el GEAB n°70 (diciembre de 2012), comentamos ampliamente los procesos en desarrollo a partir de las dos últimas fases, una decantación de donde emerge a duras penas el mundo de mañana sobre los escombros de la desarticulación geopolítica mundial.

Pero habíamos subestimado la duración del período de decantación que venimos atravesando desde hace más de cuatro años, período durante el cual todos los protagonistas de la crisis colaboraron para un objetivo común, ganar tiempo: Estados Unidos, haciendo de todo para impedir la aparición de soluciones alternativas al USD, a pesar de la situación catastrófica de todos sus fundamentos sistémicos, con el objeto de impedir que sus acreedores se liberen (pérdida de credibilidad de las otras monedas incluidos actualmente el yen, ensañamiento contra los intentos de desconectar el petróleo del dólar, etc…); el resto del mundo mediante el desarrollo de estrategias inteligentes consistentes para mantener la asistencia a Estados Unidos a fin de evitar su repentino derrumbe que sería el primero en sufrir y, simultáneamente, en construir soluciones alternativas y de desacoplamiento.

Al final de este largo periodo de aparente « anestesia » del sistema, consideramos que es necesario introducir una sexta fase en nuestra descripción de la crisis: la fase final de impacto que tendrá lugar en 2013.

Sin duda, Estados Unidos creyó que el resto del mundo siempre tendría interés en mantener la asistencia respiratoria artificial de su economía, auque es probable que ahora no lo crean. En cuanto al resto del mundo, los últimos capítulos de la crisis (grave crisis política, parálisis en la toma de decisiones, evitando por un pelo el abismo fiscal, la perspectiva de un default en marzo y la continua incapacidad para implementar la más mínima solución estructural) lo convencieron del inminente colapso y todos los actores están atentos a la menor señal de cambio para liberarse, conscientes de que al hacerlo precipitarán el colapso final.

Nuestro equipo considera que en el contexto de las extremas tensiones inducidas por el próximo aumento del techo de la deuda estadounidense, en marzo de 2013, tanto por las tensiones políticas internas y las financieras mundiales, no faltarán señales que provoquen la desaparición de los últimos compradores de T-Bonds, desaparición que la FED ya no estará en condiciones de compensar, lo que conllevará a un aumento de los tipos de interés que impulsará el endeudamiento estadounidense a niveles astronómicos no dejando ya ninguna esperanza a los acreedores de ser reembolsados, quienes preferirán tirar la esponja y dejar al dólar desmoronarse... colapso que será la primera solución verdadera, dolorosa, sin duda pero real, para la deuda estadounidense.

Esta es la razón por la cual nuestro equipo anticipa que 2013, Año 1 del Mundo de mañana, se impondrá esta « racionalización » de las cuentas estadounidenses y mundiales. Todos los actores tienden hacia esta etapa cuyas consecuencias son muy difíciles de predecir pero que al mismo tiempo es una solución ineludible para la crisis, teniendo en cuenta la imposibilidad estructural de Estados Unidos de implementar verdaderas estrategias de reducción de su deuda.

Con el fin de hacer un balance de causas y consecuencias de esta última fase de impacto volvamos a las razones por las cuales el sistema tuvo tanto tiempo. Nuestro equipo analizará las razones por las que la conmoción ocurrirá en 2013.