17 de enero de 2014

Caos político mundial, « smog » estadístico, riesgo de explosión del mundo financiero…

Los historiadores, que tienen la costumbre de considerar que el siglo XIX comienza en 1815 (Waterloo) y termina en 1914 (la primera guerra mundial), con seguridad definirán el siglo XX como el período 1914-2014, que finaliza cuando el antiguo sistema esta muriendo al mismo tiempo que el nuevo emerge. Entonces:¡Bienvenido al siglo XXI, año 2014! 

Habíamos colocado 2013 bajo el signo de los « primeros pasos del mundo de mañana en pleno caos » (1). Realmente fue el año cero de este nuevo siglo que en sus finales vio emerger las soluciones por todas partes. En este comienzo de año todos los proyectores están dirigidos hacia la Eurozona, China, Rusia y BRICS donde se idean, con una increíble rapidez, las herramientas destinadas a conformar el nuevo orden: el « mundo de ayer » deja lugar al « mundo de mañana ».

Sin embargo el riesgo permanente sigue siendo el de una explosión debido a un sobrecalentamiento del mundo financiero impulsado por los increíbles desequilibrios estadounidenses... muy poco o nada resueltos. Y el actual período de transición, sin duda esperanzador, ciertamente no deja de ser por ello menos peligroso. Uno de los peligros reside en el « smog » (2) estadístico que, probablemente, caracterizará a este año: por una parte, los indicadores económicos y financieros estadounidenses perdieron todo sentido a fuerza de ser manipulados para esconder la catastrófica realidad; por otra, las herramientas de transparencia estadística del mundo emergente no son todavía lo suficientemente fiables para alumbrar correctamente la realidad. En 2014 el actual colapso de la visibilidad estadística, que viene desde hace varios años, y el principio de la organización de la transparencia de la economía mundial que se necesita para planificar las estrategias, hace que estemos tocado el fondo de la comprensión estadística. Y esto no dejará de tener consecuencias. 


« SMOG » ESTADÍSTICO

El período actual es particularmente difícil de analizar. Las experiencias de inyección de liquidez por los bancos centrales apenas tienen equivalente histórico, actúan insidiosamente como una morfina; los mercados bursátiles evolucionan en forma inversa a la salud económica de los países; las finanzas y los productos derivados están fuera de todo control; Occidente y particularmente Estados Unidos intentan esconder su situación catastrófica gracias a indicadores que no significan nada, como las cifras de paro... ya analizamos en profundidad esta «niebla estadística» en el GEAB N°73: las brújulas del antiguo mundo se enloquecen.

Los mercados que están siendo alimentados por el biberón de la FED y no quieren abandonar el paradigma dólar mientras exista una gota de sangre para chupar, son ampliamente responsables de esta ceguera. Similarmente a la rana que inmersa en agua que se calienta percibe el aumento de la temperatura cuando es demasiado tarde, la ruptura del termómetro, siendo práctica para mantener la ilusión, es suicida. La salida es difícil de encontrar a la luz del día pero en la obscuridad se torna imposible. Ya lo dijimos, la Eurozona tuvo la posibilidad de estar a plena luz durante varios años gracias a la « crisis del euro » y no esconde sus dificultades bajo un cúmulo de liquidez (3), posibilidad de la que no saca provecho Estados Unidos que se dirige con los ojos vendados hacia el precipicio, como lo veremos.

El período actual tiene un ojo ciego, el otro desgraciadamente todavía no ve. La parte del mundo que surgió, especialmente el BRICS y particularmente China, sólo están abocados a construir un aparato estadístico adaptado a sus ambiciones internacionales. Sin mencionar que han adoptado algunas adicciones occidentales, como recurrir a la deuda y a las finanzas desreguladas, lo que plantea nuevos peligros. China comienza a preocuparse por la deuda de sus administraciones locales, por los « medios de financiamiento de los gobiernos locales » (4) y por sus « finanzas en la sombra » (« shadow banking ») sobre las que todo el mundo ignoraba su amplitud a falta de estadísticas fiables (5). Este shadow banking es indispensable tanto para financiar la actividad de las pequeñas empresas como para las administraciones locales y por el momento es incontrolable... De ahí los redoblados esfuerzos de Pekín para ver claramente y llegar a controlar este sector, como lo prueba el reciente trabajo estadístico realizado a este respecto por la Mesa Nacional de Auditoría, o la mayor transparencia que le pidió a las entidades bancarias chinas o también, por ejemplo, la prohibición por cinco años a las autoridades locales de construir nuevos edificios institucionales en base a financiaciones « en la sombra » (6). Pero a pesar de estos esfuerzos de transparencia que darán rápido sus frutos, porque la situación internacional necesita ver claro, se necesita todavía algunos años para tener un aparato estadístico fiable en estos países. Sin contar que el gobierno chino todavía necesita zonas de sombras por algún tiempo: ¡no puede tener un panorama compresible sin poner previamente la casa en orden!

Es así que los dirigentes deben avanzar con gran prudencia en un camino sembrado de baches y en el cual la ausencia de indicadores fiables les impide apreciar correctamente la situación. En estas circunstancias toda anticipación, previsión o planificación es, por supuesto, muy difícil. Aunque los países emergentes están impulsados por dinámicas extremadamente poderosas que les permiten algunas desviaciones, los pasos en falso puede tener consecuencias dramáticas para los demás. Es por eso que la FED está llevando a cabo un notable trabajo de equilibrio y hasta ahora fue lo suficientemente talentoso como para mantener al país en la cuerda floja... mientras ésta exista.

4 de enero de 2014

El Libro Azul de Hugo Chávez

Vivimos, efectivamente, una era donde las ideologías parecieran extinguirse. El “fin de las ideologías”, así la han llamado no pocos estudiosos de la época.

El fenómeno adquiere mayores proporciones en América, particularmente en Venezuela, donde la gran mayoría de los partidos políticos, surgidos paralelamente al proceso de industrialización, derivaron en organizaciones de corte populista, totalmente vacías de contenido ideológico.

Por otra parte, se ha dado persistentemente la tendencia, en nues­tros pensadores contemporáneos, de buscar modelos en otras latitudes para importarlos y tratar de implantarlos en nuestras sociedades.

Mientras tanto, nuestros pueblos se han ido alejando cada vez más de sus raíces históricas, allí donde seguramente se encuentran las claves para descifrar el terrible enigma que nos mantiene en un ir y venir por el abismo de la historia, ya a las puertas del siglo XXI.

Las ideologías son ayudas de navegación para surcar los tiem­pos y los espacios, dándole rumbos precisos a las sociedades y a las naciones.

Y es, precisamente, en este marco desideologizado y con el propósito de hallar recursos válidos para que nuestro pueblo avance por el mapa intrincado y complejo del futuro que nos hemos atrevi­do a invocar un modelo ideológico autóctono y enraizado en lo más profundo de nuestro origen y en el subconsciente histórico del ser nacional.

En la médula del pensamiento de don Simón Rodríguez se encuen­tra la simiente de un proyecto de sociedad basado en la educación popular y en la creatividad. Simón Rodríguez concibe la i­dea concreta de la República y talla las formas del Estado Nacional y las líneas geohistóricas de su proyección en el tiempo.