22 de diciembre de 2015

Regalos sin navidad!

Sin tener poder ni militancia, he pasado a ser un muro de las lamentaciones ambulante. Me detiene un ciudadano para exponerme su problema: -“Mire, a mí el gobierno me regaló un carro”. –Lo felicito, a mí lo que me regalan es un vaso de agua por dar conferencias gratis. “Sí, ¡Pero no era último modelo!” Aun así lo felicito, mi cacharro es de 1998. “Pero le hice unas reparaciones ¡Y no me las pagaron!” Supongo que no reclama que le regalen la gasolina, porque ésta ya es regalada. Por allí se aleja la víctima rezongando, seguramente a votar por quienes no le han dado ni el tornillo que le falta.

Al ama de casa le entregan la flamante casa nueva en la nueva urbanización con escuela, dispensario y abasto, con todos los servicios, totalmente equipada, con nevera espaciosa, pero, según se lamenta: “¡Ay, vacía!” No se sabe si estará entre el 30% de esa urbanización que saldrá a votar por quienes no les han dado más que la intemperie, para después ceder su hogar dulce hogar a paramilitares y bachaqueros.

Nunca vi cola más nutrida que la del reparto de Tablets que favorecieron, entre otros, a 1.320 estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Bolivariana de Venezuela. De ellos sólo 137 votaron para elegir delegados para la Federación de Estudiantes.


En Los cuentos del Arañero, narra Chávez su reencuentro con un campesino: “Entonces él muy alegre me dice: “Hugo, te doy las gracias”. “¿Por qué?” “No, ya yo me arreglé”. “¿Qué es eso, qué significa?” “Bueno, el tractor que me prestaste.” Yo no se lo presté, se lo prestó el gobierno revolucionario, yo ni sabía que a él le habían prestado un tractor a crédito. Ahí me detengo, lo agarro por el hombro y le pregunto: “¿Qué es lo que has hecho con el tractor?, ¿cuántas hectáreas has sembrado?” “No, yo ahora no siembro, chico. Ahora lo que hago es alquilar el tractor y me he ganado ya como veinte millones de bolívares, compré una casa nueva, ahora soy rico”. Fíjense la parte de la conciencia, él cree que eso es bueno. Yo lo regañé y le dije: “Tú eres un...”. Bueno no voy a decir la palabra. “¿Cómo tú vas a hacer eso?” Estaba explotando a sus hermanos porque tenía un tractor. Lo mismo que a él le hicieron durante mucho tiempo los dueños de la máquina, que le alquilaban el tractor y le quitaban un ojo de la cara, y todo el dinero, toda la ganancia se la llevaba el dueño de la máquina. Y esos campesinos trabajando toda la vida y nunca salieron de la miseria, esa es la verdad, ese es el capitalismo, esa es la perversión del capitalismo”.

Regalo de regalos fue –de creerle al presidente Maduro- la transferencia de 60.000 millones de dólares que realizó el gobierno socialista a sus mortales enemigos, los capitalistas parásitos, para que éstos los desaparecieran en importaciones fantasmas y empresas de maletín, evitando así la indispensable importación de alimentos y bienes de primera necesidad, cuyas consecuencias todos conocemos. Dice la oposición que nunca hubo guerra económica, ocultación de bienes ni acaparamiento. En su acucioso trabajo “Desabastecimiento e inflación en Venezuela”, Pasqualina Curcio Curcio demuestra que los picos de escasez han coincidido siempre con ofensivas desestabilizadoras de la derecha capitalista contra el socialismo: Cierre Patronal en 2003, Referendo Presidencial en 2004, Referendo Constitucional en 2007, Elecciones Regionales en 2009, Elecciones Parlamentarias, Regionales y Municipales en 2010, Elecciones Presidenciales en 2012, convocatoria a nuevas Elecciones Presidenciales en 2013, Elecciones Parlamentarias en 2015. Sigamos regalándoles lo que no tenemos.

En su esclarecedora investigación, añade Pasqualina Curcio que:
“El desabastecimiento está siendo causado por una disminución de la oferta debienes de primera necesidad en el mercado nacional debido a tres razones en el siguiente orden: 1) disminución relativa de las importaciones en kilogramos con respecto al aumento de las importaciones en US$ (el sector privado no está utilizando todas las divisas que le fueron asignadas para traer los bienes, un indicador es el costo promedio de importación que aumentó 210% pasando de 0,83 Kg/US$ en 2003 a 2,34 KG/US$ en 2013). 2) Acaparamiento de bienes primera necesidad (alimentos, medicamentos, productos de higiene personal, repuestos), principalmente no perecederos y cuya producción y distribución está a cargo de monopolios u oligopolios. 3) Colocación de los bienes en otros mercados: contrabando de extracción en las fronteras. (…) La causa original y desencadenante principal de la desestabilización económica es la manipulación, sin criterio económico, de la tasa de cambio de la moneda en el mercado paralelo. La fijación arbitraria de esta tasa a través de su publicación en páginas web, tiene dos efectos que además generan un círculo vicioso en la economía: 1) al ser referencia en los precios de la economía interna, implica un aumento del INPC, un deterioro del salario real (afectando principalmente a la clase trabajadora, que además representa el mayor porcentaje), pérdida del poder adquisitivo, recomposición de la estructura de gastos de los hogares y a mediano plazo se esperaría, una disminución de la demanda agregada de los bienes no necesarios, y presiones para la reducción de la producción y aumento del desempleo. 2) Distorsión del mercado cambiario, aumentando la brecha entre el tipo de cambio preferencial y este supuesto tipo de cambio paralelo, generando beneficios al sector privado sólo mediante la especulación con la moneda sin importar los bienes necesarios y de esa manera aumentando el desabastecimiento. Las causas del desabastecimiento y la inflación atienden a intereses políticos que buscan la desestabilización económica y social, más que a intereses de maximización de beneficios”. Así fue como sembraron la escasez artificial en Venezuela y llevaron a una gran parte del electorado, no a votar por la derecha neoliberal (que como hemos dicho, sólo creció un 4,22% con respecto a su votación de 2013), sino a abstenerse, colocando al bolivarianismo en la difícil posición de mantener sus conquistas económicas, sociales y culturales con un Poder Legislativo mayoritariamente neoliberal y proimperialista decidido a aniquilarlo. También hay que reconocer que la falta de oportuna y eficaz respuesta penal, administrativa y comunicacional de las autoridades bolivarianas facilitó esta arremetida. El gobierno debía conocer su naturaleza, y en su defecto, la conocíamos gran parte de los progresistas en Venezuela. En la Guerra Económica, sólo peleó un bando.

Dediqué mi vida a escribir, no puedo obsequiar carros ni viviendas ni tablets ni tractores ni decenas miles de millones de dólares a tasa preferencial. Apenas puedo colocar en el pesebre navideño unos magros aforismos, esperando que alguien los lea: “Por salvar rateros se pierden imperios”… “El sacrificio de la dirigencia cimenta la lealtad de las bases”…“Revolución sin ideología es piñata, donde todos se arrodillan hasta que se acaban los caramelos”.

15 de diciembre de 2015

Derrota por ahora! Dar el ejemplo siempre!

No hubo derrota popular más dura que el 27 de febrero de 1989. Al rebelarse contra el Paquete Económico del Fondo Monetario Internacional, millares fueron asesinados en las calles, sin que izquierda ni oficialidad patriótica pudieran coordinar esfuerzos para defenderlos.

Casi tan grave como la precedente fue la derrota del 4 de febrero de 1992. Ni masas ni izquierda lograron organizar movilizaciones en su apoyo; decenas de militares patrióticos perdieron vidas o carreras; el triunfo de la derecha parecía definitivo. Por ahora.

No nos engañemos. La disputa por el poder político en Venezuela es sólo un medio para el control de la quinta parte de los hidrocarburos del planeta.
En esa lucha la oposición acaba de obtener 112 de 167 escaños en la Asamblea Nacional. Tres de ellos corresponden a representantes indígenas, a quienes el bolivarianismo concedió más derechos que cualquier otro gobierno. Son más de las 2/3 y las 3/5 partes que la Constitución exige para medidas de gravedad extrema. No corresponden a un crecimiento de la derecha, que en la elección presidencial de 2013 obtuvo 7.363.980 sufragios y ahora junta 7.707.322, apenas un 4,22% más. Se trata de una abstención del voto bolivariano ante la inacción del gobierno contra corruptos, acaparadores y especuladores.


En Los cuentos del Arañero narra Hugo Rafael Chávez que Fidel le dijo: “Mira, una conclusión que he sacado, tú dijiste en el discurso...”. Y peló por el discurso, el discurso mío lo tenía completico, y un resumen, y analizado por su propia letra, notas y números. Me dijo: “Tú dijiste en tu discurso una frase, una cifra, que hace diez años había en Venezuela seiscientos mil estudiantes universitarios, hoy hay dos millones cuatrocientos mil”. Eso es cierto, un crecimiento de cuatrocientos por ciento. Pero él tenía una lista larga de avances en educación, de salud, todo lo que hemos logrado, los avances sociales en estos diez años. Y me dijo: “He sacado una conclusión, Chávez. Ninguna Revolución que yo conozca, ni la cubana, logró tanto por su pueblo en lo social, sobre todo en tan poco tiempo como la Revolución Bolivariana”. ¿Saben cuál es la segunda? Así me lo dijo: “He concluido que ustedes no quieren sacarle provecho político a estos avances sociales”.


Como en tantas otras cosas, Fidel tenía razón. En Venezuela arrastramos una tremenda carencia de formación ideológica. No ha habido experiencias consistentes de escuelas de formación de cuadros. Se ha entregado al pueblo todo: atención médica gratuita, alimentos, medicinas y combustible subsidiados y 900.000 viviendas equipadas en los últimos años, 350.000 pensiones, millares de taxis nuevos, computadoras para los cursantes de educación Primaria y tablets para los estudiantes de Educación Superior, la cual es casi toda gratuita. Por falta de una campaña educativa, una parte del pueblo ha llegado a creer que todo eso cae del cielo, que no presupone un arduo trabajo ni hay que defenderlo, que podrá superarlo el primer demagogo neoliberal que cambie promesas por votos.
A la abstención del gobierno de combatir corruptos, especuladores y acaparadores correspondió la abstención del pueblo de votar.
Pero la ultraderecha trabaja incesantemente con sus errores a favor de la izquierda. Falta un año para las elecciones de gobernadores y Asambleas Legislativas de los estados.


Durante ese año escaso la derecha proseguirá su ininterrumpida acción de 17 años para la destrucción del poder bolivariano. Alegará que la derrota de los bolivarianos es plebiscito que debe obligar a la renuncia del Presidente; convocará contra éste un referendo revocatorio; destituirá vicepresidentes y ministros mediante votos de censura; negará la sanción para la Ley de Presupuesto y créditos adicionales; derogará la Ley habilitante y todas las que consagren beneficios sociales; negará la autorización para celebrar contratos de interés nacional; negará permiso para designar a los jefes de las misiones diplomáticas permanentes. Nombrará nuevos miembros del TSJ, nuevos rectores del CNE y nuevos fiscal general, contralor y defensor del pueblo, en cuanto venza el período de los actuales titulares o éstos sean destituidos con cualquier pretexto. Legislará la restitución a sus cargos con salarios caídos de la Nómina Mayor de PDVSA que intentó destruir la empresa. Dispondrá la reprivatización de todas las empresas estratégicas nacionalizadas. Intentará destituir al Presidente con recursos que no detallamos para no darle ideas.


Pero en el año que falta para las elecciones de gobernadores y Asambleas Legislativas estadales, la derecha puede ahuyentar todos los votos que ha obtenido con engaño aplicando de nuevo las medidas neoliberales que le quitaron el poder y que no puede dejar de aplicar. Continuará subiendo los precios hasta hacerlos incosteables, acaparando, desapareciendo bienes, especulando. Oportunas leyes anularán las prestaciones sociales de los trabajadores, consagrarán los despidos a capricho del patrón y restablecerán los créditos indexados, con intereses sobre los intereses. Otras normas liberarán precios, alquileres, y tasas de interés, aniquilarán progresivamente la educación gratuita, eliminaran subsidios, dispondrán el fin de las Misiones y reformularán el Presupuesto para reducir en más de la mitad el 61% del egreso público que hoy se dedica a inversión social. Leyes de amnistía devolverán la libertad a terroristas, corruptos, sicarios, delincuentes bancarios y paramilitares. La parapolítica impune pasará a ocupar un sitio normal en el cuadro institucional, lista para crear el cuadro de confrontación violenta que sirva de pretexto para una intervención foránea.

La falta de sanción para corruptos, especuladores y contrabandistas de extracción puede así acarrear la pérdida de Venezuela y la de América Latina ¡Qué cara, qué incomparablemente costosa nos está saliendo la impunidad de esos compañeritos!

Antes que preguntarnos qué planea la derecha, resolvamos qué deben hacer las fuerzas progresistas. 

Primero que todo: ejercer el derecho de veto presidencial contra leyes que destruyan derechos sociales o instituciones indispensables para la soberanía. 

Segundo: terminar con la impunidad de corruptos, acaparadores, especuladores y contrabandistas de extracción, sancionándolos en forma ejemplar e implacable, para probar al electorado que se abstuvo que no hay complicidad entre esos delincuentes y el gobierno. 

Tercero, reformar el aparato comunicacional que está en su poder para explicar de manera eficaz al pueblo el verdadero sentido y las ventajas del socialismo, y hacerle patente lo que el neoliberalismo le arrebatará. 

Cuarto, poner en pie de lucha movimientos sociales, sindicatos y otras organizaciones contra la venidera arremetida neoliberal, que se traducirá en despidos masivos, retiro de derechos laborales y de pensiones. 

Quinto, hacer valer la disposición constitucional que pauta que las conquistas sociales son irreversibles. 

Sexto, extremar las medidas policiales y de seguridad contra el paramilitarismo, que ya se perfila como el brazo armado del neoliberalismo. 

Séptimo, iniciar una profunda reestructuración del Partido Socialista Unido de Venezuela y de otras organizaciones del Polo Patriótico, para corregir fallas, ineficiencias, burocratismos y usos ventajistas del poder. 

Octavo, desechar radicalmente la idea de pactos o componendas “pragmáticas” con el empresariado y la derecha, en vista de los resultados catastróficos de la convivencia hasta ahora aplicada. 

Noveno, reforzar la formación ideológica de los militantes, y la del pueblo en general. 

Décimo: predicar con el más convincente de los argumentos: el ejemplo.