El hecho es que, desde hace semanas, Facebook viene sirviendo de plataforma a una serie de páginas que llaman sin ambages al linchamiento y asesinato de funcionarios sirios y de simples ciudadanos acusados de ser favorables al gobierno sirio.
Por ejemplo, la página anti shabiha invita a poner en línea los nombres, direcciones y descripciones detalladas de funcionarios y defensores del gobierno sirio, a quienes los autores de la página clasifican como «enemigos de Dios».
¿Conoce usted personas cercanas a funcionarios, soldados o familiares de estos?
¿Puede usted proporcionar sus fotos, identidad completa, números de teléfono, lugar de residencia, identidad de sus colegas de trabajo, identidad de sus hijos e hijas?
Los funcionarios y miembros del ejército no son los únicos blancos de estas amenazas y llamados a la delación. Una página presenta incluso una lista de personas propuestas para su ejecución. Entre esas personas se encuentran el alcalde de una comunidad, el entrenador de un equipo deportivo y varios propietarios de establecimientos gastronómicos y comerciantes. Los responsables de la «ONG» (sic) también presentan fotos y direcciones de personas acusadas de haber participado en manifestaciones a favor del gobierno sirio o de simplemente de llevar camisetas con consignas favorables al presidente al-Assad.
Los miembros del llamado Ejército Sirio Libre y los medios de prensa de las potencias occidentales y de los países del Golfo justifican esta campaña de llamados a perpetrar actos de terrorismo calificando a sus potenciales víctimas de shabiha o de «milicianos favorables al régimen» que asesinan niños, abriendo así el camino al asesinato arbitrario de cualquier sirio que defienda el gobierno nacioal o se oponga a la intervención extranjera en Siria [1].
Al no existir en el derecho internacional ningún texto que castigue la difusión de este tipo de exhortaciones al crimen, Facebook y sus dirigentes no están expuestos a ningún tipo de sanción. Esto no impide que Facebook deba ser considerado en lo adelante como un «medio que incita al odio», en el sentido que da la UNESCO a esa expresión.
Ya en el pasado, la secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton se regocijó públicamente por el papel de Facebook en los cambios de régimen de la llamada «primavera árabe» en Egipto, Túnez y Libia.
El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, fue uno de los participantes de la conferencia 2011 del grupo de Bilderberg, el club de relaciones públicas de la OTAN [2].
Este joven millonarío fue también uno de los comensales ultra-VIP de la grandiosa cena organizada en Washington en honor del presidente israelí, Shimon Peres, cuando este último recibió la «Medalla de la Libertad», el 13 de junio de 2012.
El propio Zuckerberg supervisó personalmente la creación y promoción de la página oficial del presidente de Israel, cuyo lanzamiento tuvo lugar en marzo pasado, y organizó una campaña publicitaria que incluyó la difusión de un video titulado «Be my friend for peace» (Hazte mi amigo por la paz), con la participación de «pacifistas» y «militantes pro derechos humanos» de la talla de Nicolas Sarkozy, David Cameron, Recep Erdogan y la reina Isabel II de Inglaterra.